jueves, 6 de noviembre de 2014

Los jugadores

Por Raimundo Saporta @RaiSaporta

En un partido de rugby se enfrentan dos equipos formados por, máximo, 23 jugadores, de los cuales juegan 15 y los 8 restantes son suplentes.

Al igual que en otros deportes, las características físicas de cada jugador le confieren mayor valía para unos puestos que para otros. En función de esas características físicas, tradicionalmente se divide a los jugadores de un equipo en dos grupos: los delanteros y los trescuartos.


Los delanteros

También llamados, cariñosamente, “los gordos”, como su nombre indica, son, en términos estrictamente bélicos, la vanguardia del equipo, la fuerza de choque, los principales actores de las fases estáticas de conquista del balón.

Son 8 y, en función de su posición en la melé, la fase de conquista más puramente rugbística, los delanteros se dividen en primera línea, segunda línea y tercera línea

Primera línea.- También conocidos como primeras, los jugadores de la primera línea suelen ser los más fuertes del equipo y, tradicionalmente, los “mejor alimentados”, aunque, como en todo, hay excepciones. Su función específica es la de empujar en las melés y los agrupamientos y levantar a sus compañeros en las touches (léase “túches”).

Son tres, los dos pilares (o pilieres, que es su nombre francés) y el talonador.

Si existe un sitio donde el contacto con el rival es máximo, es en la primera línea, pues estos tres jugadores son los que chocan, literalmente, contra los tres primeras líneas del equipo rival. Hasta que uno no juega ahí delante, no sabe realmente lo que es la “batalla” en el rugby.

Los pilieres, que tradicionalmente llevan los números 1 y 3, son los dos pilares en los que se apoya el talonador (número 2) para llevar a cabo su función de talonar la pelota en la melé y llevarla hacia atrás.



Estos jugadores son fundamentales, pues solamente un jugador marcado en el acta como primera línea (esto supone que se certifica que dicho jugador está entrenado para jugar ahí) puede disputar la melé en la primera línea.Caso de no quedar primeras líneas disponibles para jugar, las melés serán pactadas y no se podrá empujar.


Segunda línea.- Probablemente el puesto más sacrificado y menos lucido de todos.

Los segundas son jugadores fuertes y altos. Los más altos. Su función en la melé es ayudar a compactar a la primera línea y empujar, manteniendo siempre libre un canal por el que el talonado pueda hacer llegar el balón a los pies del 8. En otras fases de conquista, como la touche, lucen más, pues se les levanta para que ganen el balón por el aire. Llevan los números 4 o 5 a la espalda.

Tercera línea.- A mi parecer, el puesto más divertido de todos. Son tres “perros de presa” fuertes, rápidos y dinámicos. Su función dentro de la melé es cerrarla por ambos lados, los flankers (números 6 y 7), y por detrás (el numero 8).

En la touche también luden levantar o ser levantados.

Pero la función principal de la tercera línea, los terceras, se desarrolla cuando el balón está en juego, pues son, normalmente, los que más placan y los primeros que llegan a las fases dinámicas de disputar del balón.

Para jugar aquí, hace falta un gran espíritu de sacrificio, un gran fondo físico y, por supuesto, estar fuerte, sobre todo mentalmente.

Existen dos puestos fundamentales en el rugby, que son lo dos directores de orquesta, los que hacen que tanto delanteros, como trescuartos, trabajen al unísono. Son lo que en el argot rugbero se llaman “los medios”. El medio de melé y el medio de apertura.

El medio de melé.- Lleva el 9 a la espalda y es el que dirige al “rebaño” de delanteros en el campo. Es el que ordena las jugadas y el que introduce el balón en la melé.

Los medios de melé suelen ser jugadores de una técnica exquisita, capaces de dar un pase tenso de 15 metros a las manos del apertura, pero también, y es lo que les hace jugar ahí y no en otro lado, una visión de juego privilegiada y una capacidad innata de manejar los tempos del partido. Son eléctricos, pero, a la vez, tranquilos, duros placadores y enérgicos directores de sus 8 “gordos”. Es, seguramente, el puesto más importante dentro del equipo, pues hacen de nexo de unión entre delanteros y trescuartos

El medio de apertura.- Lleva el 10 a la espalda y es el que dirige la línea de tres cuartos. Debe estar dotado de una gran visión de juego y ser capaz de leer las defensas para encontrar la mejor jugada con la que atacarlas.

Es quien decide qué hará la línea de tres cuartos cuando reciban el balón de la delantera. Tiene que tener buenas manos para recibir y dar buenos pases, pero también un buen pie, para ser capaz de despejar el balón de una patada y poner el oval donde más convenga.

Tradicionalmente eran menos placadores, pero el rugby moderno exige de todos compromiso en la defensa.


Los trescuartos

Son los jugadores más dinámicos y veloces del equipo. Tradicionalmente eran más bajitos y delgados, pero hoy en día hay verdaderos armarios roperos ocupando estos puestos.

Son 5 jugadores, los dos centros (12 y 13), los dos alas (11 y 14) y el zaguero (15)

Los centros.- Se les llama así porque ocupan los lugares centrales en la línea de tres cuartos y, en función de su cercanía al apertura, serán primer o segundo centro.

Tienen que ser jugadores hábiles de mano, con buena cintura, explosivos en el arranque y capaces de placar contundentemente al rival para frenar su avance. Suelen funcionar como un todo y las mejores parejas de centros son las que suben al unísono en defensa y se entienden a la perfección en ataque.

No suele haber diferencias grandes entre el primero y el segundo y, en ocasiones se alternan la posición, aunque el primer centro es el que guía la subida de la defensa.

Los alas.- En España durante mucho tiempo, se ponía a jugar de ala al que no tenía ni idea, asumiendo que no le llegarían balones y, que, caso de llegarle, pues que se las apañase como pudiese.

La realidad del rugby, hoy en día, es bien distinta. Los alas tienen mucha participación y son fundamentales tanto en ataque, como en defensa.

Juegan a los extremos de la línea y atacan y defienden, generalmente, pegados a las bandas.

Su característica es la velocidad. Son jugadores rápidos, explosivos, con buenas manos y deberían tener una técnica de placaje exquisita, pues son quienes suelen hacer el placaje in extremis o quienes se enfrentan a la situación de tener que placar a toda velocidad. Deberían tener seguridad de manos a la hora de recibir balones pateados por el contrario, pues, de no ser así, generan, rápidamente, un punto débil defensivo.

Pese a su aparente soledad pegados a la cal, deben saber leer el juego y coordinares entre ellos y con el zaguero tanto en defensa como en ataque, para estar colocados y prevenir cualquier tipo de contragolpe rival.

El zaguero.- Es la retaguardia del equipo, el que ve la situación global desde atrás y el último baluarte defensivo.

Suelen ser jugadores exquisitos, que aglutinan en sí mismos las mejores cualidades de sus compañeros de la línea: tienen visión de juego y buen golpeo del balón con el pie, son excelentes placadores, rápidos y, además, tienen que tener mucha seguridad a la hora de recibir balones aéreos pateados por el equipo rival. Encima, deben tener capacidad de sorpresa al incorporarse al ataque.

Esas son las características principales de los jugadores por puestos. En el siguiente post, analizaremos conceptos y momentos básicos de un partido de rugby.

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